Sección 4
Valerie Grinberg Pla (Bowling Green)
Brigitte Adriaensen (Nijmegen)
De la realidad a la representación y viceversa: narrativas del crimen en la literatura y el cine latinoamericanos
Las sociedades latinoamericanas de las últimas décadas se caracterizan por la multiplicación de crímenes aberrantes e irresueltos en los que se entremezclan los crímenes políticos, la violencia aparentemente inmotivada de las pandillas o maras, los ajusticiamientos ligados al narcotráfico o los asesinatos en serie de mujeres, como ha estado ocurriendo en Ciudad Juárez. No debe sorprender, entonces, que tanto la literatura como el cine latinoamericanos hayan explorado la representación de estas realidades a partir de la matriz del género policial, particularme en su vertiente negra o hard-boiled.
De hecho, en las últimas décadas ha habido una proliferación de novelas y films que se valen de la estética policial negra para reflexionar críticamente sobre la criminalidad y la violencia sociales, como por ejemplo en las novelas de Ramón Díaz Eterovic, Leonardo Padura, Élmer Mendoza, Paco Ignacio Taibo II, Rafael Menjívar Ochoa, entre muchos otros, y películas como Nicotina o El bonaerense. Así, Mempo Giardinnelli sostiene que el realismo sucio de este género permite criticar desde la literatura, la corrupción y violencia institucionales de las sociedades latinoamericanas.
Lo interesante en este contexto, como señala Amelia Simpson, es que, al mismo tiempo, dichas novelas llevan a cabo una metareflexión sobre las posibilidades de representación de la literatura, acercándose en este sentido a lo que Stefano Tani llamó la ironía intelectual (emparentada con el existencialismo) de los “antidetectives” posmodernos en la narrativa de Pynchon o Sciascia. Es llamativo que la mayoría de estos productos culturales exploren el humor, la parodia, el cinismo o la ironía como forma de distanciamiento y reelaboración estéticas, por lo que dichas estrategias parecen ocupar un lugar central entre los nuevos modos de representar la perturbadora realidad del crimen generalizado.
Finalmente, la popularidad de la estética de la violencia genera paradójicamente un nuevo circuito de circulación y (re)producción de la criminalidad, que juega, inevitablemente, con la seducción de un público ávido, por lo que no sorprende que Rodrigo Rey Rosa se refiera a esta literatura con el término de realismo sádico. Un concepto no sólo aplicable a la literatura, sino también al cine, que en América Latina ha desarrollado una estética propia a partir de reelaboraciones originales del western, el thriller y el cine de acción de cineastas como Alejandro González Iñárritu, Robert Rodriguez, Rodrigo Moreno. Y por qué no dar un paso más, y aplicarlo, cómo no, a los videojuegos cuyo tratamiento morboso de la violencia es conocido.
Esta sección invita a presentar ponencias que analicen el potencial de la novela y el cine negros para representar críticamente los crímenes y violencia, y que discutan específicamente sus distintas estrategias estéticas, así como su discurso metareflexivo. ¿Desde qué lugar/es –nos preguntamos– la narrativa y el cine redefinen los parámetros de la representación de la realidad extraliteraria?